LOS
NUEVOS RELATOS DE LA POÉTICA CONTRA EL CAPITAL
Por
José Carlos Vinasco
Fuente: REVISTA juglar, año 2 número 2, Abril de 2014
En medio de la más espantosa
crisis del capitalismo mundial, los artistas y las artes deambulan de un lado a
otro, como agenciadores de los nuevos relatos, como voceros de los acontecimientos
que irrumpen potentemente y preceden la historia. Ese deambular ininterrumpido, ir de un lugar
a otro, estar aquí y allá, es un intento creativo y libertario, de escapar de
la esclavitud generada por el capital expandido a escala mundial por la globalización que
somete todo a su designio, que impone el pensamiento único y estrangula la
potencia del arte en tanto aprisiona en sus infernales círculos sus productos
para ponerlos tras las rejas del mercado mundial.
Sólo tienen valor, entiéndase
bien, valor monetario, los artistas y las artes que se configuran en
el proceso de subsunción del trabajo en el capital, es decir, que se dejan
capturar por el mando capitalista para cercenar, mellar o suprimir las
potencias creadoras del arte y de los artistas y así encapsularlas dejándolas
reducidas a sus formas mas tradicionales de concebirlas, los pequeños círculos,
los anquilosados museos, las áreas culturales de los bancos, los auditorios,
las salas oficiales de teatro, las capillas institucionales, los avinagrados
grupúsculos literarios, las grotescas formas de relación contractual donde la
excedencia es tan pírrica que hace imposible a los relatos artísticos hacerse
parte de los procesos de liberación de la creatividad, excedencia que
posibilitó el auge artístico como quizás ocurrió en la época del renacimiento
italiano, en contextos de crisis y de
lucha de clases como aquellas que están operando de manera efectiva en la
escena contemporánea.
En la Europa actual, donde una
vez existió una luminosa ciudad llamada París y otrora al parecer una ciudad
llamada Atenas, cuyos legados y memoria están a punto de desaparecer porque devienen demasiado subversivas frente al neoliberalismo actual, que no las
soporta bajo ninguna condición, miles de actores son lanzados a la calle y con
ellos innumerables músicos y artistas en general, víctimas de los recortes
sociales y de los presupuestos destinados a la culturas y las artes, en
especial, las escénicas, es decir, que
la manera de solventar la crisis del capitalismo contemporáneo cobra como una
de sus principales víctimas, las artes y la cultura.
Aquí se revela de manera
clara, precisa y contundente la hostilidad del capitalismo al arte, pero además,
la potencia de las artes contra el capital, inclusive mas allá del capitalismo,
puesto que éste sistema sigue operando con sus símbolos de decadencia y muerte
sobre la historia, quedando en claro que la verdadera naturaleza de la poética
es la rebeldía, propiciada de manera incesante con sus relatos artísticos y con
la potencia de sus actos creadores, verdadero poder constituyente, capaz de
transitar por la sociedad de una manera diferente, de hacer parte de la
multitud y de experimentar desde allí la irrupción de los nuevos relatos
artísticos, invirtiendo el proceso de subsunción, creando resistencias,
destruyendo la extensión de la fealdad generada por el Capital globalizado, que
se hace evidente en el desencadenamiento de las guerras con las que se impone a
la humanidad el libre mercado, los genocidios, las matanzas, las desapariciones
forzadas, la tortura en las cárceles clandestinas, el terror generalizado, es
decir, la presencia de todos los componentes de la acumulación originaria descrita por Marx en el Capital, y
su reproducción a gran escala, y recuperando lo bello a partir de la
incesante liberación de las fuerzas productivas del trabajo y de la potencia de
cuerpos y mentes que obran en la historia, que fundan el acontecimiento, que
inventan la palabra nueva y precisa.
En Colombia, en particular
nuestra región, no experimenta el lanzamiento masivo de actores a la calle ni
de otra categoría de artistas, por la elemental razón que en este suelo, en
esta tierra, nunca han tenido un trabajo estable y bien remunerado que pudiera
llamarse digno. Nuestros actores y
artistas deambulan por Europa y Norteamérica como portadores de una poética que
recorre el mundo, como hacedores de la ciudad futura que despunta como porvenir
revolucionario, como inmigrantes que huyeron de las asfixiantes amarras
impuestas por la maquinaria del estado y de sus partidos y de un sistema
educativo subordinado al clericalismo mas abyecto, y de una tierra donde sus
intelectuales abandonaron la tarea de crear un estado de cultura, dejándola en
manos de la iglesia, en cuya base se encuentran todas las falencias de la vida
nacional que involucra el desprecio absoluto por las artes y la cultura, que no
pudieron tener en nuestra historia un destino autónomo e independiente en el
marco de un estado nacional y un consecuente republicanismo democrático.
Los actores viven del
rebúsque, aquí nunca hubo empleo para ellos, su trabajo artístico se forjó a golpe
de sol y de agua, son la mas grande potencia creadora, vienen del pasado y se
instalan en el futuro, traen la alegría de la palabra y de sus cuerpos,
anuncian la ciudad futura, pueblan de poesía los espacios, generan nuevas
condiciones, pintan las paredes, crean las consignas, agitan la vida cotidiana,
no se encierran en los estrechos círculos, saltan, baila, danzan, colorean la
vida, llevan el arte a sus espaldas y la actuación en sus rostros y en sus
cuerpos, irrumpen en los frentes de lucha, aparecen con nuevas canciones,
nuevos actos teatrales, sacuden el orden y la vida normal. Saben perfectamente que no habrá solución a
sus problemas, que no habrán puestos para ellos en las instituciones públicas,
que no van a ser contratados como actores, músicos, muralistas o pintores salvo
que obtengan la concesión dada por un gestor cultural que habrá de explotarlos
y exprimirlos hasta sacarles la última gota de plusvalía.
La verdad es que prometí a
mis compañeros de redacción escribir un artículo sobre William Shakespeare a
quien conocí una brumosa noche Londinense hace ya algunos siglos, pero
observando la realidad de los tenebrosos tiempos que vivimos, y el devenir
trágico de los actores y artistas contemporáneos, decidí aguardar un poco y tal
vez hasta el próximo número para contarles que este hombre no imaginó que el
mercader de Venecia se iba a globalizar a tal punto que en estos tiempos
dejaría de ser un veneciano para tomarse la economía mundial y que Ricardo III
vive y se expresa a través de los Barak Obama, Nicolas Sarkozy, Rajoy, los
Uribe, los Santos, los que bombardearon
Libia, y mataron inocentes en Irak, y que imponen su economía de mercado a
sangre y fuego. Y que además, escribió contra el capitalismo pues a él le
tocaron los inicios de la acumulación originaria y de los crímenes que se
perpetraron para su expansión mundial.
Las obras de Shakespeare están volviendo a ser representadas, en Pereira,
Mísero Próspero de José Sanchis Sinisterra, basado en La Tempestad, y ahora en
Medellín, el grupo teatral Hora 25, con una versión de Hamlet y que se
encuentra actualmente en temporada.
Esto no es gratuito, los
relatos del pasado son de nuevo traídos al presente, el uno vive en el otro y
lo repite siempre como tragedia y comedia al mismo tiempo, y los anhelos de
transformación se han incorporado a la conciencia colectiva y hacen parte de la
memoria histórica de la humanidad. imuestra que la tragedia propia de la
condición (in) humana es en realidad de todos los tiempos de acuerdo a las
circunstancias creadas por los hombres hacedores de la historia. Los relatos
artísticos vuelven a representarse aún modificados porque ellos dicen a los
hombres del futuro cual ha de ser su porvenir y lo que deben hacer para evitar
el drama.a que hoy se nos arrastra, evitar la desaparición de la vida humana y
la destrucción del planeta por el capitalismno depredador y la amenaza de su
devastación nuclear.