sábado, 7 de mayo de 2016

EL TEATRO COMO LENGUAJE PROPIO




EL TEATRO COMO LENGUAJE PROPIO
Por José Carlos Vinasco Gamboa
1. La especificidad del arte teatral
El teatro es un espectáculo vivo que hace vivir.  Es alegría, fiesta, vivacidad, juego, diversión, inteligencia, placer, goce. Llama a la acción, al hacer, a no quedarnos sentados en las sillas, emite mensajes, el cuerpo del actor, la escena, los elementos, todo emite mensajes, nos habla, nos dice, nos cuenta.  Su característica esencial es la de estar frente al público, los actores están allí, los vemos, hablan y actúan sin que medie una cámara, grande o chica,  de cine, video o televisión, y de lo que hacen y dicen, no queda registro, sólo la memoria, el recuerdo, el vestigio, los datos. Del teatro griego, digamos con claridad, no tenemos registros de las actuaciones, registros del coro, de los personajes, los actores se perdieron en el umbral de la muerte, ¿Qué actor de la Grecia de Sófocles interpretó a Edipo? ¿Qué actriz a Yocasta? ¿Quién al ciego Tiresias? Pero sabemos por la historia misma del Teatro que las obras se representaban bajo formas propias de su cultura que hoy tal vez no alcanzamos a entender en su real contexto, en su propia historicidad, pero allí estaban, en los escenarios de la época, representando las obras ante la multitud que se congregaba alrededor del espectáculo.  El Teatro era el lugar donde se reunían a representar las obras, la gente iba al teatro a contemplar un espectáculo vivo y viviente; sabemos que existió, ahí está la evidencia arqueológica, los teatros perduran y se revelan en los escombros que la absurda posmodernidad pulveriza para arrasar con toda la historia y las tradiciones teatrales de los pueblos; además nos quedaron los textos que sobrevivieron, que la humanidad preservó contra la adversidad y que aún persisten, como células vivas del teatro que llega hasta nuestros días, trascendiendo su época y,  ligándose de manera asombrosa al presente y al futuro.
Así las cosas, es claro que el teatro que surge aquí o allá, en este tiempo o en otro, bajo los signos propios de cada época,, no está atravesado por la idea de progreso, en otras palabras, ni el teatro, ni las artes en general progresan, ésta herejía cuestiona la vacuidad del pensamiento liberal y socialdemócráta  que se funda en el progreso que aniquila la dialéctica, pero ésta es mas poderosa que un rayo y serpentea desde los tiempos de Lao tse en la antigua China, la poesía y el teatro oriental, en el pensamiento griego que descubre el movimiento eterno de las cosas y su incesante fluír, y que se despliega con toda intensidad en un tiempo sobrecargado de historia y luchas de clases, como es la sociedad contemporánea. ¿Progresa la Ilíada? ¿La Odisea? ¿Progresa Antígona? Nada más  absurdo que esa idea.  Una representación del Mercader de Venecia no constituye progreso de la obra como si la misma evolucionara en el tiempo.  Y si se cambia el texto y el contexto para, supuestamente, adaptarla a nuestros días, eso no es progreso, es simplemente hacer otra versión que a menudo resulta inferior a la obra original.  Con eso quizás se justifica un presupuesto, una inversión, una explotación de los empresarios a sus actores.
El teatro no progresa, tampoco la literatura o las artes en general.  ¿Progresan las  pinturas de Francisco de Goya, de Velásquez, de Oswaldo Guayasamín, Frida Kahlo, o los murales de Diego Rivera? No, ellas están ahí, tan vivas como ayer, representando un tiempo que contribuyeron a crear, lleno de contradicciones,  tiempos épicos y revolucionarios, que hablan a los hombres del futuro como Brecht a los por nacer.
Los actores siguen actuando, contando historias frente al público, están allí vivos ante y entre la multitud.  Si me invitan a ver teatro por las redes sociales, obras teatrales subidas a Youtube, mueve a risa. Esos videos no son teatro, ese video es la prueba que una determinada obra se representó en algún teatro pero no más, lo que vemos allí ha perdido su característica teatral esencial, la formidable dialéctica público-actor.
El teatro es una relación humana directa, es contacto, Voy al  teatro a ver una obra representada por actores, como voy a la audiencia de un juicio oral.  En el juicio oral todo es en vivo, el juez, los testigos y los abogados, los testigos narran una historia y los abogados presentan el caso y concluyen.  En el Teatro los actores usan técnicas especiales y crean y recrean una historia, nos muestran un mundo concreto que se materializa en la escena, nos hacen ver un pueblo distante en el tiempo, nos hacen ver ese tiempo y nos remiten a el, nos cuentan algo que nos hace pensar, divertir y gozar.  ,
Sin ser danza, es fiesta del cuerpo; sin ser pintura aparece como un cuadro lleno de policromía, sin ser música, la incluye para comentar la historia, es poético por la belleza de la expresión teatral y además, incluye la literatura.  Por eso el teatro no es un arte menor, no lo es porque no está subordinado a otro como la danza a la música, no depende de ninguno pero los incluye, en esto consiste su especificidad, su lenguaje, su materialidad.
2.  El Teatro es viento del pueblo.
El Teatro es una máquina de mensajes.  Todo tiene un significado aunque no se quiera darlo, aunque se pretenda vaciarlo en aras de la forma pura.  No hay forma sin contenido.   El arte no es el contenido como tampoco la forma en sí del teatro por separado alcanza la categoría de arte teatral o literario.  El arte teatral, para alcanzar esa categoría, la categoría de arte, , precisa una conjunción dialéctica de forma y contenido , así, el arte es ese momento , por lo tanto, una categoría diferente.  Hay quienes confunden el contenido con la trama, ésta no es el contenido como suelen creerlo, por ejemplo, los autores de ciertas novelas que se centran en la trama sin percatarse que ella no constituye la categoría de arte en literatura ni en teatro.  En su tiempo, muchos autores escribieron la historia de don Quijote de la mancha, pero sólo uno, Cervantes, conquistó con su relato la categoría de arte literario. En las artes teatrales, el momento del arte aparece en la conjunción dialéctica de forma y contenido.  La forma emite mensajes y el contenido emite formas.  Y esto se plasma o materializa en la concresión de las formas, que no son abstractas sino reales, vivas, humanas, demasiado humanas.  No son las sutilezas ni los adornos elementos del arte dramático, lo poético en el teatro no se reduce a tan poca cosa.  El arte es viento del pueblo, como diría Miguel Hernández.  El teatro se impregna del humus popular, lo elabora en el más alto nivel posible y lo carga de contenido.  Cuando se habla del elemento popular hay que andar con cuidado porque en este lugar de la tierra se confunde lo popular con lo ordinario y lo ordinario es la manera como asumen el teatro los populistas que vulgarizan las expresiones populares y además la manera como la burguesía y sus epígonos lo representan, lo popular como lo estúpido, lo banal, lo ordinario, lo burdo, lo grosero, lo indigno, lo ridículo, una visión elitista que separa el arte del pueblo y que cuando lo representa, lo degrada.  No se dan cuenta del carácter popular del Quijote y que decir de los grandes poemas Homéricos, la Divina Comedia o el Fausto de Goethe. El teatro y las artes en general, buscan el conocimiento, como la ciencia y la filosofía, pero de una manera diferente ya que su misión es distinta.  El lenguaje teatral comporta sus claves, su propio léxico, el gesto propio de su arte.

3. Bertolt Brecht y la vitalidad del teatro contemporáneo.
Bertolt Brecht.  ¿Tiene vigencia?  La pregunta está mal formulada pues se parte de la lógica formal que es la peor forma de pensamiento.  Brecht pertenece a la historia y no solamente a la historia del teatro.  No fue un pensador equiparable a cualquier otro.  Las obras de teatro escritas y representadas por el berliner ensamble se incrustan en la historia del teatro moderno como células vivas del movimiento teatral.  Brecht no es susceptible de colocarse al lado de otros, por ejemplo, al lado de Stanislavsky y de Grotovsky, y luego decidir a quien elijo.  No.  Tampoco estamos con la idea que el Teatro se hace como se hace camino al andar.  No, porque ya existe un camino.  Si en estos tiempos tenebrosos en que vivimos ponen a elegir con cual de aquellos nos quedamos como si eligiéramos pasteles, muchos dirían Grotovsky.  Se sienten mas livianos, masa acordes con los vientos del mercado neoliberal, pero luego entran en crisis porque el mercado ecige inversión, ahí está el billete, pero resulta que no se han dado cuenta aún que Grotovsky proclamaba el teatro pobre, un teatro basado en el cuerpo del actor, despojado de aditamentos exteriores y semejante idea coloca a Grotovsky del lado de las artes y los pueblos y, en conflicto abierto con la sociedad capitalista.  ¿Puedo escoger a stanislavsky para contraponerlo a Brecht? Quienes así proceden, olvidan que Bertolt Brecht incorpora a stanislavsky y lo traslada a la dimensión épica, en una relación similar a la de Marx respecto a Hegel, por lo tanto,  Brecht pone al derecho lo que en Stanislavsky estaba al revés, cabeza abajo. siendo así una de sus  principales fuentes.
La vigencia de Brecht se plantea como tal en el ámbito del neo liberalismo.  Para el capitalismo contemporáneo ni Marx ni Brecht están vigentes.  Por eso, como oportunista del teatro me escondo en Grotovsky o en Stanislavsky o en cualquier otro y discuto acerca de la vigencia de Brecht, adopto la postura socialdemócrata y liberal según a cual aquellos autores son herramientas de trabajo y puedo tomar la que quiera a mi amaño para sacar adelante mi negocio teatral, tal es la falta de criterio y la vacuidad de su pensamiento; Brecht, el marxista, el revolucionario que presenta los hechos tal cual, mo es presentable cuando de negocio se trata.  El marxismo está mas vivo que nunca y con él la épica Brechtiana.  Es un camino construido por el que hay que transitar, es ya una conquista de la historia, no es algo que se pueda tomar o dejar, es el camino en que nos encontramos.  El Teatro Brechtiano nos marca a todos, TODOS SOMOS BRECHT, somos la multitud que participa en el teatro, somos la historia que se expresa vivamente en el arte teatral, y desde el teatro buscamos y decimos la verdad, La ventaja teórica de Brecht nos permite afirmar que no es este o aquél teatro el que escogemos libremente sino aquél que incoercible-mente estamos determinados a hacer.  En estos tiempos, los nuevos relatos teatrales hunden sus raíces en las luchas de los pueblos del mundo contra el terror y las miserias del neoliberalismo actual. Y Brecht camina con nosotros, y entre nosotros, Grotovsky, Stanislavsky, Enrique Buenaventura, Antonieta Mercuri, Santiago García y otros más.