jueves, 23 de febrero de 2012

TOÑITA, TU BANDERA ES MI BANDERA


TOÑITA, TU BANDERA ES MI BANDERA
Por
J. Carlos Vinasco Gamboa

1968, yo era entonces un muchacho y me inscribí en la escuela de teatro de la Universidad tecnológicade Pereira, Colombia, que abría por aquel entonces sus puertas en el Instituto de Bellas Artes a la clase popular.  Fuí el primero en llegar y este recuerdo lo conservo en mi corazón, fuí el primer alumno de Antonieta Mercuri, Toñita.  Desde entonces iniciamos una entrañable amistad que estaba destinada a perdurar.  Con ella ingresé al universo del teatro, del arte, de la cultura.  Con ella ingresé además al universo de la rebeldía.  Primero fue la Academia, luego la lucha.  Con toñita el teatro salió de la universidad para volverse pueblo, con toñita el teatro se instalaba entre los campesinos que recuperaban sus tierras y entre los combativos trabajadores de las fábricas de pereira que alcanzaron el nivel histórico del control de las empresas, allí estaba nuestro teatro, allí estaba toñita con sus versos, su poesía, las obras del grupo cuya historia no podemos dejar perder y ese es nuestro compromiso, la memoria de nuestras luchas no va a desaparecer, arte y reivindicaciones, arte y unidad, cultura y pueblo trabajador, estudiantes y campesinos, consignas y teatro, agitación. Mítines, canciones, protesta, conciencia, idea compromiso, palabra, lucha, Camilo, pueblo. La clase capitalista del eje cafetero, las autoridades universitarias y la policía era precisamente lo que buscaban y querían, acallar el arte y nuestro teatro,  presionaban para silenciar la voz rebelde del arte.  Nuestros escenarios eran el sótano del instituto de cultura popular donde iba la gente proveniente de los sectores populares, estudiantes, mujeres, obreros y obreras, revolucionarios, artistas, niños, niñas, ancianos, los recuerdo bien, llegaban a vencer la indiferencia,     a tomar partido por la causa de los explotados y oprimidos, a ver en escena los montajes teatrales, digna de mención entre muchas por su extraordinaria calidad y fuerza política, Las Bananeras, que narraba la historia de la masacre de la United Fruit company en 1928, era elverdadero y auténtico teatro popular, de una extraordinaria  calidad artística que ella bien podía lograr por su experiencia y conocimientos y un alto contenido político fruto del compromiso y de la idea de un arte para la lucha y la transformación profunda de la sociedad como vanguardia de los trabajadores.  Entre sus maravillosos montajes teatrales quiero destacar El coronel no tiene quien le escriba adaptado del cuento del mismo nombre del escritor Gabriel García Márquez.  Tuve el honor de interpretar el papel del coronel.  Escenas surrealistas como el pasaje de los sueños y pesadillas del coronel es inolvidable por la tremenda calidad de la dirección ar´tística de Toñita.  Fueron años de lucha y de combate desde el arte y la cultura.  La represión nos dispersó y la oligarquía universitaria logró el propósito de desvertebrar el grupo de teatro cancelando el contrato de la gran directora.  En esas circunstancias nos enseñó el valor de la dignidad, ella quien fue discípula de Brecht y Gramsci.  Siguiendo el ejemplo de Gramsci, Toñita nunca se rindió ante el fascismo universitario, resistió hasta el final, hasta salir de la U que desencadenó la represión contra la valiente vanguardia estudiantil, y luego de la ciudad sacrificándolo todo antes que entregar sus principios, su compromiso, su teatro y traicionar a su pueblo.  Entusiasta luchadora, su teatro era de una mística fuera de lo común, llevaba un claro mensaje revolucionario, despertaba la conciencia y se convertía en la voz de los explotados.
Nuestro teatro, gracias a Toña, estuvo y se hizo en las barriadas, en los sindicatos, en las luchas del pueblo trabajador contra sus explotadores y opresores.  Nuestro teatro fue político y de clase al lado de los trabajadores.  Fue el mas bellos, profundo y popular de todos.  Mientras otros preferían ir en busca de los contratos con las entidades oficiales de cultura o la empresa privada, nuestro teatro era rebelde, popular y revolucionario.  Fuimos perseguidos, claro, en esta Colombia donde solo hay metralla pal obrero, bala pa los estudiantes y hambre pal pueblo.
Toñita, tu bandera esta en alto, tus versos retumban y logran el milagro de la conciencia. 


Toñita, Una luchadora incansable.mpg

PALABRAS DE DESPEDIDA A ANTONIETAMERCURI, TOÑITA

¡Se fue mi Toña del alma... pero de este plano, porque jamás se irá de nuestros corazones!
Con ella recorrí calles y calles en esta titánica lucha por construir una sociedad mejor,
con ella me recreé en esas charlas amenas y enriquecedoras al son de su piano que tocaba con tanta sonoridad,
en esa hermosa casa de Juanambú cargada con el peso de sus recuerdos, unos hermosos, otros tristes... como es la vida misma,
con ella aprendí que uno lucha hasta que se muere, que uno debe ser leal a sus ideales, que uno nunca se vende ni vende a sus hermanos,
con ella aprendí lo que es la amistad diáfana y la solidaridad.
¡Ah, cómo nos hacía reír con sus apuntes cáusticos y sus notas irreverentes!

La recuerdo marchando toda de negro y con boina negra también, con sus pancartas hechas por ella con todo el amor revolucionario que imprimía a sus actos.

¡Cómo olvidarla cuando marchamos desde Caloto hasta la montañas del Japio en el año 2005 para acompañar a nuestros hermanos indígenas en la lucha por su territorio,
... nos acompañó hasta bien arriba de la montaña, una caminada larga para sus años.
pero su entereza y convicción la hacían llegar hasta donde fuera necesario.

Recuerdo que siempre decía: "yo he combatido desde el arte y la cultura", "jamás a través de la violencia"... pero reconocía que ésta tenía también su razón de ser.
En su bondad y espíritu revolucionario, nunca pudo compartir ni entender la división y enfrentamiento (a veces) de los diferentes sectores de la izquierda en Colombia,
no concebía que con un enemigo tan grande, no pudiésemos unirnos y mirarnos como hermanos... ¡por algo siempre se declaró Camilista!

En esta última etapa de su vida siempre estuvimos encontrándonos unas veces, otras, a menudo, a través del teléfono.
Era de una claridad tan grande que encaró con gallardía su enfermedad, negándose a propuestas que con amor le hicimos para ayudar un poco a su mejoría...
siempre me dijo: "Tengo un arbolito en la cadera que cada día crece y crece"; ¡hermosa manera de afrontar la vida! ¡Siempre tan clara y contundente!

¡Cómo olvidar su amor y compromiso por los jóvenes estudiantes, por los obreros, por los campesinos, por los afros, por los indígenas, por los desposeídos, por los parias... todos ellos fueron su razón para vivir!

Su vida fue prolífica tanto política, personal, como académicamente... su voz retumbaba en el combate callejero, su poesía comprometida taladraba los oídos de todos las que la escuchaban.

¡Esa fue mi Toña, mi toñita del alma a quien siempre amaré y llevaré en mi corazón!

¡Donde te encuentres, mi Toñita, ahí estaremos acompañándote... no te preocupes que poco a poco iremos llegando, a seguir con
esta lucha que va más allá de esta materialidad de la que hoy gozamos los que todavía estamos en este plano... jamás estarás sola,
siempre vivirás en nuestros corazones... serás un faro en este mundo cruel y sin sentido!

Con el amor de siempre,

Silvia