jueves, 23 de febrero de 2012

Toñita, Una luchadora incansable.mpg

PALABRAS DE DESPEDIDA A ANTONIETAMERCURI, TOÑITA

¡Se fue mi Toña del alma... pero de este plano, porque jamás se irá de nuestros corazones!
Con ella recorrí calles y calles en esta titánica lucha por construir una sociedad mejor,
con ella me recreé en esas charlas amenas y enriquecedoras al son de su piano que tocaba con tanta sonoridad,
en esa hermosa casa de Juanambú cargada con el peso de sus recuerdos, unos hermosos, otros tristes... como es la vida misma,
con ella aprendí que uno lucha hasta que se muere, que uno debe ser leal a sus ideales, que uno nunca se vende ni vende a sus hermanos,
con ella aprendí lo que es la amistad diáfana y la solidaridad.
¡Ah, cómo nos hacía reír con sus apuntes cáusticos y sus notas irreverentes!

La recuerdo marchando toda de negro y con boina negra también, con sus pancartas hechas por ella con todo el amor revolucionario que imprimía a sus actos.

¡Cómo olvidarla cuando marchamos desde Caloto hasta la montañas del Japio en el año 2005 para acompañar a nuestros hermanos indígenas en la lucha por su territorio,
... nos acompañó hasta bien arriba de la montaña, una caminada larga para sus años.
pero su entereza y convicción la hacían llegar hasta donde fuera necesario.

Recuerdo que siempre decía: "yo he combatido desde el arte y la cultura", "jamás a través de la violencia"... pero reconocía que ésta tenía también su razón de ser.
En su bondad y espíritu revolucionario, nunca pudo compartir ni entender la división y enfrentamiento (a veces) de los diferentes sectores de la izquierda en Colombia,
no concebía que con un enemigo tan grande, no pudiésemos unirnos y mirarnos como hermanos... ¡por algo siempre se declaró Camilista!

En esta última etapa de su vida siempre estuvimos encontrándonos unas veces, otras, a menudo, a través del teléfono.
Era de una claridad tan grande que encaró con gallardía su enfermedad, negándose a propuestas que con amor le hicimos para ayudar un poco a su mejoría...
siempre me dijo: "Tengo un arbolito en la cadera que cada día crece y crece"; ¡hermosa manera de afrontar la vida! ¡Siempre tan clara y contundente!

¡Cómo olvidar su amor y compromiso por los jóvenes estudiantes, por los obreros, por los campesinos, por los afros, por los indígenas, por los desposeídos, por los parias... todos ellos fueron su razón para vivir!

Su vida fue prolífica tanto política, personal, como académicamente... su voz retumbaba en el combate callejero, su poesía comprometida taladraba los oídos de todos las que la escuchaban.

¡Esa fue mi Toña, mi toñita del alma a quien siempre amaré y llevaré en mi corazón!

¡Donde te encuentres, mi Toñita, ahí estaremos acompañándote... no te preocupes que poco a poco iremos llegando, a seguir con
esta lucha que va más allá de esta materialidad de la que hoy gozamos los que todavía estamos en este plano... jamás estarás sola,
siempre vivirás en nuestros corazones... serás un faro en este mundo cruel y sin sentido!

Con el amor de siempre,

Silvia

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